Tim Crouch: "Los disturbios ocurren en teatros, no en cines".

16.12.2018

Tim Crouch: "Los disturbios ocurren en teatros, no en cines".

Publicado en El Cultural, entrevista a Tim Crouch

Tim Crouch: "El teatro no debe ser el dominio del realismo"

 

ANDRÉS SEOANE | 14/12/2018 

Su primera incursión en las tablas de nuestro país fue en 2008, cuando visitó la madrileña Sala Pradillo con su premiado debut Mi brazo (My Arm), y el pasado octubre Bella Batalla Producciones y Esto Podría Ser levantaron en el Teatro Kamikaze una versión de su controvertida Un roble. Ahora, el director, actor y dramaturgo británico Tim Crouch (Bognor Regis, 1964), maestro de la experimentación y enemigo declarado del realismo teatral visita España para participar en el ciclo Read/Play/Meet/Repeat, una iniciativa del British Council en colaboración con Bella Batalla, Esto Podría Ser y el Teatro Kamikaze, que traerá a nuestro país a varios dramaturgos británicos para trabajar sus textos (la mayoría inéditos en nuestra lengua) con actores y directores españoles. El director, tercer invitado tras Ché Walker y Anna Jordan, se mantiene firme en sus tesis de "devolver al público teatral el papel activo que ha perdido en los últimos 150 años". Porque para Crouch, "quienes pueden cambiar el mundo son los espectadores, no los actores".


Pregunta. Ya ha impartido un par de clases de este taller, ¿cuáles han sido los temas principales que ha abordado?
Respuesta. No me gusta a priori tener expectativas, y de tenerlas espero realmente que nunca se cumplan, porque cuando se cumple una expectativa, ¿qué nos queda? Al relacionarme con los escritores, directores e intérpretes de teatro españoles y compartir algunas de las ideas detrás de mi trabajo, espero encontrar nuevas formas de articularlas. El 95% de la dramaturgia es pensamiento, así que pensar en voz alta con un grupo de personas con inquietudes afines siempre es bueno. Nunca sé realmente lo que pienso hasta que lo hablo, lo escribo, o lo enseño, y muchas ideas para mis obras han venido dela enseñanza.

P. ¿Cómo definiría dramaturgia británica actual, cuáles son sus principales características?
R. Hay un cisma en el teatro británico, y en toda Gran Bretaña. Ni el teatro ni el país están unificados en este momento. Existen los dramaturgos y creadores de teatro "Brexit" más tradicionales, aquellos que quieren creer en valores absolutos, edificar la exclusión e insistin en mantener una férrea tradición. Y luego están los creadores de teatro que están interesados en explorar el poder de la incertidumbre, que quieren mantener las cosas abiertas, vivas, inseguras e inclusivas. Personalmente, me gusta el trabajo que no pretende conocer el futuro.

P. ¿Hasta qué punto es conocida la creación británica en España? ¿Y viceversa? ¿Cuánto del teatro español llega a Gran Bretaña?
R. Uno de los propósitos de mi visita a Madrid es aprender más sobre el lugar del teatro británico en España. En cuanto a las producciones en el Reino Unido, el trabajo en español todavía parece estar limitado a los clásicos del Siglo de Oro y a las innovadoras propuestas de Lorca. Hay en este momento una gran producción comercial de don Quijote en el West End realizada por la Royal Shakespeare Company. Y Lorca es una presencia perenne en el Reino Unido. Bodas de sangre o Yerma son obras que están muy de moda. Sin embargo, muy poca escritura contemporánea española se ve en el Reino Unido.

P. ¿Qué nombres destacaría de entre los dramaturgos británicos actuales?
R. La escena actual en el Reino Unido es fuerte y hay demasiados nombres para mencionar. Pero vamos a ello. Caryl Churchill ha inspirado a varias generaciones de escritores, incluido yo mismo. Nos ha enseñado a cuestionar todo, desde la política y el género, hasta la propia forma teatral. Y con 80 años todavía está empujando los límites del teatro. De la generación más joven, estoy emocionado por muchos escritores llamados Chris. Chris Goode, que trabajó conmigo en mi obra El autor y es un escritor de rara ternura y complejidad. Chris Thorpe, que enmarca su trabajo dentro del compromiso político y escribe con una hermosa furia. Y Christopher Brett-Bailey, un canadiense que vive en Londres, un poeta de performance que arranca el escenario y nos ensordece con sus ideas y su música. Y también está Alice Birch, una escritora británica singularmente brillante. Sus obras Revolt. She said. Revolt Aagain y Anatomy of a Suicide hacen de ella la sucesora natural de Churchill. Son obras devastadoras política y emocionalmente.

P. Usted entiende el teatro desde la experimentación y sus obras huyen del realismo, ¿por qué elige esta posición creativa? ¿Qué elementos prima en sus piezas y qué objetivos persigue?
R. En efecto, el teatro no es el dominio del realismo. En su corazón hay una invitación a ver algo más, un escenario como lugar, un actor como personaje. Ni el escenario ni el actor deben parecerse a lo que la obra dice que son: el público hará la transformación. El público girará la narrativa por sí mismo. Supongo que el patrón clave en mi trabajo es un intento de nivelar el terreno entre la audiencia y el actor, y crear una calidad compartida. El realismo crea un conjunto completo de comparaciones y juicios espurios: ideas de "creencia" y "verosimilitud" que se sienten como un desperdicio de energía. El teatro es más libre que todo esto. Si uso la abstracción, es para permitir que la audiencia ingrese, para darles un trabajo que hacer. En el teatro, a diferencia del cine y la televisión donde la mitad del trabajo ya está hecho, podemos trabajar juntos.

P. Precisamente, sus obras también destacan por pedir que el público se involucre, ¿por qué es fundamental cederle esta parte activa?
R. La presencia de un público en vivo es lo que hace del teatro la forma de arte más urgente de todas. Los disturbios ocurren en teatros, no en cines. El momento en vivo lo contiene todo. Crear un teatro que ignore la presencia del público supondría una oportunidad desperdiciada.

P. Shakespeare está muy presente en su obra y su carrera, ¿por qué? ¿Qué influencia continúa teniendo el bardo en el teatro británico?
R. Algunas personas todavía creen que la forma en que Shakespeare escribió obras teatrales es cómo deberían escribirse las obras hoy: una estructura clara de actos, una estructura "consumada", carácter, narrativa, desenlace, resolución... El teatro es mucho más plural que eso, pero aún está hecho a la sombra de Shakespeare. Las historias y los personajes de Shakespeare todavía presentan arquetipos de cómo pensamos sobre nosotros mismos y han tenido una profunda influencia en cómo entendemos la humanidad actualmente. Por eso, en lugar de ignorar a Shakespeare es importante comprender la influencia que ha tenido en el teatro británico y luego trabajar para encontrar una respuesta independiente a esa influencia.

P. Este ciclo mezcla autores consagrados como usted con jóvenes emergentes, ¿qué cosas cree que les acercan y les separan? ¿Existe una forma generacional de entender el teatro o las similitudes y diferencias respondes a cuestiones más individuales?
R. Esta pregunta me hace sentir tan viejo... Solamente he escrito durante los últimos 15 años, así que todavía soy un escritor adolescente. Creo que las distinciones entre autores jóvenes y menos jóvenes no son útiles. Yo tuve que sumergirme en el teatro tradicional para poder desafiarlo completamente. Fueron años de experiencia los que me dieron la confianza para hacer esto, pero muchos creadores de teatro ya tienen esa confianza. Admiro la valentía de algunos nuevos escritores, que rechazan todas las tradiciones y comienzan rompiendo desde el principio. Yo he tenido que aprender a rechazar, cuando algunos simplemente rechazan de forma natural.

P. Este año ha estrenado Beginners, ¿en qué consiste y por qué escribió esta obra?
R. Beginners es un juego teatral para todas las generaciones. Al principio, creemos que la obra trata de personajes adultos, pero en realidad se trata de niños. Niños que gradualmente asumen los roles de los actores adultos, lo que explora las conexiones entre la infancia y la madurez. Lo escribí porque mis hijos han crecido. Amo a los adultos en los que se han convertido, pero extraño a los niños que eran. A veces pienso que veo a los niños que fueron en los adultos en los que se han convertido y eso me hace sumamente feliz y a la vez inconsolablemente triste.

P. Tras el éxito cosechado con esta obra, ¿cuál será, en qué consistirá, su próximo espectáculo?
R. 2019 va a ser un año muy intenso. Comenzaré dirigiendo una nueva obra para jóvenes en Dublín a principios de año. Además, he escrito mi primera serie de televisión, Don't forget the Driver, que se proyectará en la BBC en primavera y tengo una gran obra para adultos que se estrenará en Edimburgo el próximo agosto y con la que después iré de gira nacional. Digamos que estoy ocupado, lo que para alguien que alguna vez fue un actor subempleado, es algo muy bueno.