Barullo: «Unas obras que hacen preguntas con el hacha y en la herida abierta»

08.05.2015

Barullo: «Unas obras que hacen preguntas con el hacha y en la herida abierta»

Publicado en EL COMERCIO / DIARIO DE ASTURIAS

Barullo

 

Por Diego Medrano | 2 de mayo de 2015

Seis años después de la publicación de Cenizas escogidas (Obras 1989 - 2009), de la que acaba de salir la tercera edición, el teatro de Rodrigo García, único y peligroso, transgresor e insólito, revolucionariamente político e inesperadamente personal, continúa editándose: Barullo (Ediciones La Uña Rota) reúne las últimas obras del autor entre 2009 y 2015. Hablamos de ‘Muerte y resurrección en un cowboy’, la polémica ‘Gólgota Picnic’ y la reciente ‘Daisy’. Seguidas por un explosivo cóctel de textos tramados en diferentes épocas y hasta ahora dispersos en los que Rodrigo García sigue poniendo en movimiento, vivencias, pensamientos e interrogaciones. Un teatro con bala (ya desde la heroicas ‘Compré una pala en Ikea para cavar mi propia tumba’, ‘La historia de Ronald, el payaso de McDonalds’ o ‘Esparcid mis cenizas en Eurodisney’), que, junto con el de Ángelica Liddell (también en La Uña Rota dos de sus  compilaciones más brutales: ‘Ciclo de las resurrecciones’ y ‘El centro del mundo’) llevan por primera vez la desmesura a escena, el exceso interior producto de los asedios exteriores, una forma de coger al espectador o lector por el cuello que no sólo puede llegar a ser intimidatoria sino pasional y apasionada como ninguna otra…

García lleva muchos años en la Asturias rural, profunda y silenciosa, reconociendo sus graves problemas de comunicación con segundos y terceros, exprimiendo como nadie lo purgativo, placebo y terapéutico del paisaje. Especial relieve cobra dentro del conjunto ‘El mensajero de Asturias’: acerada crítica a la creciente censura que sufre el arte y la literatura en Occidente, y de la que buena parte de sus obras son objeto. ‘Stefano Scodanibbio’ resulta un conmovedor homenaje a su amigo, conocido contrabajista y compositor, fallecido en 2012. ‘La selva es joven y está llena de vida’ es una pieza que el autor escribió para cuestionarse su propio estilo y, de paso, como él mismo reconoce, ganarse aún más detractores.

Completa el volumen, entre otros escritos aquí reunidos, el ya mítico ‘Protegedme de lo que deseo’ (1997), texto perdido y, por fortuna, recién recuperado. Sepulcral y desobediente, observador y agudo y «antropólogo del tedio», como se le llama en Francia, todo en García es resplandor, brillo y novedad. Como quería César Aira y no se ha cansado de repetir en periódicos latinoamericanos: «Un arte nuevo antes que bueno». Lo moderno, en García, sin ninguna clase de autocensura, desdibuja los géneros y es relámpago de presente con buena retahíla de clásicos al espaldar (Beckett y Tadeusz Kantor como principales)…

Se vino a España desde Buenos Aires sin un euro, fundó su compañía ‘La Carnicería’ para representarse porque nadie quería hacerlo, todo fue pena y precariedad durante largos años de peregrinación europea… Ahora, sí, es director del teatro de Montpellier, programando artistas a la contra que sólo crean en la revolución de las artes escénicas. En París se le alaba, se le comprende, se le apoya (a pesar de que ‘Gólgota Picnic’ soliviantó a los integristas católicos franceses; la escenografía convertida en miles de bollos de hamburguesa y la fábula constante del milagro de los panes y los peces de Cristo como ataque feroz a la sociedad de consumo y sus iconos más representativos) cuando en España se le silencia y trata como un loco más, a veces peligroso. Todo lo contrario a un arte lenitivo: unas obras que hacen preguntas con el hacha y en la herida abierta, antes de que cicatrice, hay mucha y buena y candorosa verdad.

¡Un diez absoluto!