«Un mundo propio, de Greene, es un viaje por las fantasías de toda una época», escribe el librero de La Buena Vida

03.02.2015

«Un mundo propio, de Greene, es un viaje por las fantasías de toda una época», escribe el librero de La Buena Vida

Publicado en Blog de la librería La Buena Vida

Un mundo propio, de Graham Greene – La Uña Rota

Puede ser un consuelo a veces saber que existe un mundo que nos es estrictamente propio; la experiencia en ese mundo, del viaje, del peligro, de la felicidad, no se comparte con nadie más. No hay ningún testigo. Ningún pleito por difamación. Los personajes con los que me encuentro allí no recuerdan haberme conocido.

El sueño es el territorio en el que crecen las fantasías de cada día, surgen los miedos y ocurre lo inesperado. Para Graham Greene fue el espacio para vivir otra vida y trazar otro relato, el que escribía cada vez que despertaba de un encuentro fortuito o de una aventura propia de sus novelas. En él su intimidad, por la que tanto veló en vida (como un Harry Lime desconocido hasta para los más cercanos), se convertía en otra ilusión más. A lo largo de Un mundo propio, se mueve entre historias de espías, enfrentamientos bélicos y fiestas fantásticas en las que hablar con Cocteau, enfrentarse a Robert Graves por la fama literaria o defender a su secretaria frente a la reina de Inglaterra.

Los sueños de Graham Greene hablan del hombre que jamás quiso escribir una biografía por respeto a todos aquellos que habían compartido su relato. Por eso mismo realizó una breve selección entre las más de 800 páginas de su terapia personal, su diario de sueños. Un mundo propio es este resumen del propio escritor, un viaje por las figuras y las fantasías no ya de un hombre sino de toda una época.

Además de esta recopilación de lo que fue imaginar un tiempo convulso, lo que más me ha impresionado de los relatos de Greene es su capacidad para hacerte creer que esos sueños han ocurrido de verdad. Su fantasía ha aprendido de las horas de escritura, de la estructura de sus relatos. Narra encuentros verosímiles hasta que se interrumpen sin aviso, como llega el despertar. Desde que llegó a La Buena Vida, me dejé seducir por su portada y por la promesa de crear un laberinto de espejos, donde jugar a disolver lo que se ha escondido en la noche.

 

[Nota: la imagen es un fragmento de una fotografía del escaparate de La Buena Vida, que en 2011 resultó ganador del II Concurso de Escaparates que convoca Ribera del Duero.]