«Áspero y bello, "Ensayo" es un texto caníbal, una constante devoración.» Javier Villán

20.09.2017

«Áspero y bello, "Ensayo" es un texto caníbal, una constante devoración.» Javier Villán

Publicado en EL MUNDO, por Javier Villán

'Ensayo' de Rambert: devastador y actoral

Javier Villán

17 de septiembre de 2017

En Pavón Kamikaze cayó Ensayo, de un Pascal Rambert, el polivalente: autor, director, escenógrafo. El reparto es soberano: Fernanda Orazi, María Morales, Jesús Noguero e Israel Elejalde. Incluso sabiéndolo autor de aquel gélido incendio escénico llamado La clausura del amor (con Elejalde y Bárbara Lennie) yo nunca me hubiera arriesgado a escenificar este texto áspero y bello: cuatro monólogos y mucha literatura. A menudo, filosofía y literatura son antiteatro. Ensayo es un texto caníbal, una constante devoración, más apta para ser leída. La palabra es el elemento esencial de Rambert, pero el teatro tiene sus propios códigos. En Ensayo hay ecos del Cuarteto de Alejandría, pero no asimilación automática de personajes.

Una actriz celosa con impulsos reactivos de directora. Y otra actriz que nutre su pasión universal de una sexualidad promiscua. El teatro es arte sensorial y la brutalidad de María Morales es eminentemente teatral. El papel de Fernanda está dominado por esa estructura que no acabamos de percibir ni como esquema ni como utopía. Orazi aparece crispada en el histérico monólogo inicial. Después, vive rica de silencios y miradas. Tendencia del autor a carnalizar a la mujer y a intelectualizar la figura del hombre: mujer subordinada a la superioridad creadora del macho.

Texto literario que los intérpretes convierten en teatro lleno de luz por encima de un mundo sombrío. La luminosidad del espacio no amortigua la negrura, los brotes de amistad herida, amor en suma, de Isra y Jesús. Cuatro intérpretes, cuatro formas de encarar un texto con la característica común, y esencial, de saber escuchar y reflejar en su gesto la palabra de los demás: dramaturgia de los silencios. La hondura de un actor/actriz se manifiesta cuando, callados, expresan la circunstancia que viven los demás. Jesús, expresividad reflexiva. Elejalde, silencio multiexpresivo, poliédrico; Fernanda, dolor oculto; María, libérrima e incandescente.

Visión vitriólica, demoledora, del mundo apenas redimida por las ideas de arte, de creación. Ensayo no se salva, sin embargo, del recurso tópico a la decadencia de la edad y la exaltación de la juventud disolvente. La ovación del público fue intensa, a medida que se iba poniendo ceremonialmente de pie. Cuatro intérpretes habían canibalizado un texto literario y terrible. Lo habían salvado.